miércoles, 28 de abril de 2021

A la hora del café

 


A la hora del café

Un cronopio, en su estado más natural, pensó en la extrañeza de los famas. Tan meticulosos, tan discretos, tan puestos en sí que daban asco… pero propio. El cronopio se sentó, preparó un expreso que sirvió con 3 cucharadas de café molido previamente medidas, de igual forma el azúcar. Sirvió leche en un vaso aparte, pasó por medio del desorden que era su casa, la cual compartia con 5 cronopios. Llegó a la sala y se sentó a leer, sin embargo, no se pudo concentrar. Sirvió leche en su café la cual se derramo. No le importo, le gustaba que pasara eso.  Entonces, siguió pensando en el infortunio de los famas, tan estrictos, tan monótonos. Arrancó una de las hojas y el reloj marco las 3, como siempre se puso a ordenar su casa pues los otros cronopios siempre mandaban sobre él, lavando pensó ahora en la desdicha de los esperanzas, sin carácter, dejándose llevar por todo y por nada. Termino y salió a caminar porque se le antojó, sintió el fresco aire en su rostro, suspiro, sonrio y se sintió feliz de ser un cronopio.


Cristian Torres.








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