Por:
Andrés Stiven Acero Montealegre
El cronopio esos seres
desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos entre alegres gritos. Pasan
de las cosas más conmovedoras y son seres muy raros. Biyoo un cronopio extremadamente perezoso y
desinteresado pasa sus días caminando sin prestarle atención a muchas cosas.
Este cronopio en particular camina sin presta mucha atención a lo que sucedan
en su entono y solo se preocupa por seguir adelante caminando sin parar y luego
camina un poco más. Su personalidad no es la más perfecta de todas, por su
puesto, recibió educación como otros cronopios, sin embargo, nunca comprendió
realmente lo que le estaban enseñando solo pretendía entender. Muchas veces se
preguntaba si iba en la dirección correcta pero aun así seguía caminando y
luego caminaba un poco más. Muchas veces se detuvo en un punto y miro atrás
perdió el interés y siguió caminado un poco más. Como es evidente a Biyoo le
gustaba caminar quizá sin un propósito en concreto, sin embargo, pensó que si se detenía no podría volver a
coger el ritmo. Es cierto, le inquietaba y le daba curiosidad si llegaría a un final del camino, pensó un
rato y se dio cuenta que en realidad esto no importaba y siguió caminando. Es
evidente, Biyoo no solo se la pasaba
caminando, a veces se detenía a tomar un respiro momentáneo y seguía
caminando un poco más. Que siguiera caminando no significa que Biyoo no se
relacionara con otros cronopios, por su puesto,
saludaba a los conocidos si se los encontraba caminando y luego se
despedía preguntándose si los volvería a ver, pensó un rato y se dio cuenta que
realmente no importaba: siguió caminando y luego camino un poco más sin
detenerse.
Gracias por tu cronopio.
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