viernes, 12 de noviembre de 2021

El episodio Alejandro


 

ALEJANDRO OSORIO CASTAÑO 

 
 *Alejandro: Mago, llévame al libro "El último diario de Tony Flowers", me gusta el realismo sucio. 

 -Mago: Como órdenes. 


16-06/ Jennifer viene la próxima semana de Europa, ha estado unos meses en un viaje de negocios, no sé con qué marca reconocida y estúpida de modela está trabajando y realmente no me importa. Espero verla, así sea para discutir y gritarnos.  

 William A no deja de dejarme mensajes en la contestadora. No quiero escuchar sus regaños, aún no he escrito nada.  

Anoche estuve un bar, recuerdo una chica blanca, estatura mediana, de ojos oscuros y cabello largo, me gustó su trasero, quisiera hablarle, tal vez, con un poco de cocaína seda y termine viniendo a mi apartamento. 

 
 18-06/ Traté de escribir algo, pero no pude, no tengo cabeza para el trabajo últimamente. Amo escribir, pero hacerlo por obligación es una mierda, lo detesto y siempre termino posponiendo las cosas. 

La noche anterior fui al bar, estaba molesto por no fluir en la escritura. Llegué, pedí un coctel Roman, me encanta su sabor a miel. Mientras lo degustaba buscaba a aquella mesera de buen trasero, no estaba esa noche, "Es su día de descanso" pensé. Qué más da, la música me agrada, un buen Jazz me relaja, me siento a gusto en este sitio. Me acerqué a la barra de nuevo, quería otro de esos cocteles con sabor a miel y limón. ¡Maldita sea! me encanta esto.  

De camino a los baños, observo un joven, aproximadamente unos 22 años, tenía un aspecto extraño, no era muy alto, nunca había visto a alguien así, sus prendas me dieron mucha curiosidad, un pantalón azul de un material extraño, un tipo de chaqueta extraña y un tipo de sombrero con una paleta a la altura de la frente, estaba fumando algún tipo de tabaco más delgado y pequeño, lo vi hablando con uno de los músicos. Cuando salí del baño, no estaba, le pregunté al músico si lo conocía, respondió que no, y dijo que le pareció muy extraño, dijo que nunca había visto a alguien así. En fin, estaba cansado, me fui al apartamento. 

 
 24-06/ Anoche no pude conciliar el sueño, estuve esnifando grandes cantidades de cocaína, me deja muy inquieto; escribí historias con aquel sujeto de la otra noche en el bar, lo imaginé de muchas maneras, pensé que le gusta la música por la charla con el músico del bar, tal vez, un migrante latino que iba de pasada viajando mientras huye de la ley. Queme todos mis escritos, no quiero publicar nada, deseo irme de aquí. 

En la mañana recibí una visita inesperada, era William A, está muy molesto conmigo, necesita que le pase un borrador en el menor tiempo posible, necesita una historia para no sé qué película de playboy. Calló, me miro a los ojos, se sorprendió con mis expresiones de cansancio y fastidio, "Ten cuidado con la coca, y escribe todo rápido" me dijo, agarró sus cosas y cerró de un golpe la puerta. 

Mañana viene Jennifer, me dijo que nos viéramos en un café donde solíamos vernos antes. Tengo una sensación extraña, es un tipo de ansias, pero al mismo tiempo cierta indiferencia.  

Quiero salir, quiero respirar, aún faltan un par de horas para la media noche. 


26-06/ La noche anterior de la llegada de Jennifer, fui al bar, me preguntaba si estaba la hermosa chica blanca o tal vez el extraño sujeto de aquella noche. Allá, pedí lo mismo de siempre, un Roman y esta vez encendí un tabaco, mientras escuchaba la música, observaba a mi alrededor en búsqueda de alguno de los dos. Para mi sorpresa estaban juntos; al otro lado de la barra, el sujeto bebía algo mientras reía con ella. Después de unos minutos la chica se aleja, estaba atendiendo un borracho al otro lado del bar, entonces aprovecho y me acerco al sujeto, le ofrecí un tabaco, dijo que solo fumaba cigarro, entonces me ofreció un cilindro delgado desde una pequeña caja de color blanca y roja, acepté, y lo encendí, me gustaron las caladas, aspiraba más humo con menos esfuerzo. Le pregunté donde las conseguía, solamente me respondió que las traía de otro lugar; le pregunte por su aspecto, dirigió una mirada hacía mí un poco hostil, "la traigo de otro lugar" respondió. Hubo un silencio, me sentí un poco incomodo con él, cuando preguntó "¿Qué te gusta de este lugar?" con un gesto señalé la chica, reímos un poco, y dijo que ambos estábamos por lo mismo. "Es bella, y difícil también, no acepta salidas" me dijo, "Hay que ver si es cierto" le respondí. 

Estuvimos hablando unas cuantas horas, supe que se llamaba Alejandro, que era bastante joven y que le encantaba la música en general; le gustaba recurrir bares o unos lugares que él llamaba "clubes" en donde había músicos que no tocaban instrumentos comunes, sino que hacían música juntando dos canciones al mismo tiempo. No logré imaginar cómo era eso, pero me agra el sujeto; también me dijo que solía recurrir el bar, me invitó a tomar unas copas unos días después y se fue.  

Quede solo, sin embargo, ella estaba allí, decidí quedarme, me acerqué a la barra, pedí mi bebida favorita, la hermosa chica, me pasó un Roman, y me dijo "Te he visto bebiendo lo mismo toda esta noche", "Me encanta su sabor" le dije, sonrío y aproveche para preguntarle por los músicos, empezamos hablar, y entre copa y copa, terminó en mi apartamento. 

Desperté con dolor de cabeza, fui por cocaína y no había, acabé mis reservas esa misma noche. Mire la hora, era tarde, tenía que ir a verme con Jennifer. Rápidamente desperté a la joven y la saqué de mi apartamento, fui a encontrarme con Jennifer, aún estaba allí, tomaba un café y leía el periódico. "Llegaste tarde...como siempre" me dijo, Quise excusarme, me interrumpió rápidamente, "No quiero saber con qué chica estabas, ya me da igual, vine a decirte que me radicaré en Londres, además, estoy saliendo con alguien más, vine a despedirme", se levantó me dio un beso en la mejilla y se fue. 


 

02-07/ Tengo muchos mensajes en la contestadora, es William A, me pide el borrador. No he tenido cabeza para pensar en eso, simplemente lo ignoro.  

Esta noche hay una fiesta con las chicas de playboy, me han invitado, sin embargo, quiero pasar primero por el bar, tal vez, encuentre a Alejandro y pueda distraerme un poco con alguien. 

De llegada me recibe la chica, no recuerdo su nombre, trato de evadirla, no quiero dialogar con ella, solamente le pido un Roman y me alejo de la barra. Por detrás tocan mi hombro, era Alejandro, me alegro un poco, quería saber más de ese lugar donde todo es extraño, pero no quería estar allí, así que lo invito a la fiesta, acepta y nos vamos. “Es mi última noche en este lugar, mañana salgo de aquí” me dijo. 

 

10-07/ Han pasado muchas cosas desde la fiesta de la revista playboy, recuerdo ir con Alejandro, estuvimos hasta el amanecer, bebiendo y fumando esos deliciosos cilindros pequeños, hablando de su lugar, me contaba como se vivía en una tal “Bogotá”, como era, que se hacía, que tan divertida era. Al momento de irse, le pregunté si podía ir con él, lo pensó un par de minutos y aceptó. 

Con un grito, llegamos a una casa pequeña, un poco descuidada, pagó un par de pesos a un sujeto con aires oscuros, le dijo que tal vez volveríamos después, el sujeto le cogió fuertemente del brazo y le reclamo por mí, Alejandro agresivamente se soltó de un jalón, “solamente reciba el dinero, y guarde silencio” le respondió y salimos. 

Recorrimos las calles del centro de la ciudad, tenía pocos edificios grandes, las calles eran pequeñas y había mucha basura, veía bastante gente recorrerlas y tenía mal olor. “Donde me metí” pensé. “no te preocupes, conozco este lugar bastante bien. Primero vamos a ir por los dulces y de allí, iremos a una buena fiesta, solo sígueme y guarda silencio” me dijo. Llegamos a un lugar más silencioso, estaba rodeado de árboles y bastantes zonas verdes, recuerdo un reloj en un tipo de plaza, agarro una caja pequeña por donde se comunican las personas de este lugar, hablo con alguien y unos 20 minutos después llegó un sujeto con el rostro cubierto, tenía un sombrero similar al de Alejandro, con su buso se cubría la cabeza y tenía lentes, le entrego algo y se fue. “¿Qué te entrego?” le pregunté, “Ahora lo sabrás. Vamos para la fiesta” me dijo.  

Agarramos un coche amarrillo, pasamos por toda la ciudad, a medida que nos alejábamos de aquella plaza con aquel reloj, las calles se volvían más angostas, más sucias, más oscuras; el coche nos llevó por unas montañas, en la parte más alta de la montaña, paramos, nos bajamos enfrente de un lugar abandonado, estaba encerrado, tenía mucho miedo, quería salir corriendo, no conocía Alejandro y ahora estaba en un lugar desconocido y probablemente peligroso. Sin decir una sola palabra, escalo las vallas y entró al lugar, lo seguí. “¿Dónde estamos?” le pregunté, “Antes era una fábrica de pintura, ahora aprovechamos que no se utiliza y hacemos nuestras fiestas en lugares como estos, no hay policía, nadie nos molesta” Me dijo. Guarde silencio, todo estaba muy oscuro y hacía frío, estaba demasiado desconfiado, sin embargo, lo seguía. Unos metros más adelante nos paran dos sujetos grandes, estaban escondidos bajo un árbol, buscaron que no tuviéramos armas, Alejandro habló con ellos y nos dejaron pasar. Empezamos a subir unas escaleras, y a medida de ir subiendo de niveles, un ruido, un tipo de música muy extraña se percibía, cuando llegamos a la terraza del edificio, observé a un grupo de aproximadamente unas 50 personas, bailando mayormente en silencio al ritmo de la música, era repetitiva, un poco oscura, pero no estaba mal. Alejandro se acercó a unos sujetos, los cuales estaban cerca de donde venía la música, parecían conocerse, se abrazaron fraternalmente y volvió a donde mí. Saco de su bolsillo un pequeño cuadrado de cartón, lo corto por la mitad, llevó una parte a su boca, la coloco debajo de su lengua y me pasó la otra mitad. “Haz lo mismo que yo, te va a gustar” dijo, sin decir ninguna palabra lo coloque debajo de mi lengua, no tenía sabor alguno, “es posible recocer la calidad del producto cuando no tiene sabor y no duerme la lengua” me dijo y se fue.  

Pasados 30 minutos, empiezo a sentir un tipo de nauseas, los pelos se me ponen de punta, me siento inquieto, no me sentía cómodo en ese lugar quería irme, buscaba la salida y de pronto Alejandro llegó, “Estás muy inquieto, es normal lo que sientes, significa que el cartón está haciendo efecto, pasará, tranquilízate” dijo, sacó de su bolsillo un tipo de dulce de color rosa, tenía forma de calavera y tenía escrito “ups” en la parte de atrás, la partió a la mitad, la envió a su boca y la pasó con agua, me entregó la otra parte y me dijo que hiciera lo mismo. Lo pensé un momento, pero finalmente acepté. Esta vez, Alejandro no quiso dejarme solo, se quedó a mi lado mientras se movía de lado a lado al ritmo de la música, en total silencio. Un cuarto de hora después, se duplican las ganas de vomitar, Alejandro lo notó, “Aguanta, ya pasará, si lo vomitas, perderás el efecto” dijo. Traté de aguantar, cerré los ojos, me senté, estaba verdaderamente mareadoAlejandro me dio un poco de agua y respiré, ya iba pasando poco a poco, y a medida que disminuía las sensaciones molestas, una euforia se apoderaba de mí, sentía demasiada energía, estaba muy feliz, empezaba a percibir la música de otra manera, sentía las vibraciones en todo mi cuerpo, me movía con los ojos cerrados al ritmo de la música, veía figuras geométricas, animales, patrones, mándalasme sentía excelente. Alejandro, toco mi hombro, “Ahora sigo yo, quédate acá y escúchame” dijo, se acercó a los extraños instrumentos y empezó a tocar un tipo de música un poco similar a la anterior, pero más rápida y un poco más brusca, observé como toda la gente poseída por la música, se movía cada vez con más velocidad, tenían los ojos cerrados y se movían bruscamente, cerré los ojos y flui. Allí no existía pasado, ni futuro, no existían las preocupaciones, en ese momento, no recordaba nada, solamente sentía y percibía. Me encantó la música de Alejandro, fue excelente, demasiado sensorial, de un momento a otro bajó del sitio de los músicos mientras una chica subía. “¿Te gustó?” me preguntó, con un gesto de agradecimiento le respondí, me fascinó, pero no tenía palabras para responder. Abrió su caja blanca con rojo y me entregó un cigarro, a medida que inhalaba el humo, guardábamos silencio, mientras yo me perdía en las sensaciones que ocasionaba el cigarro.  

Al finalizar la fiesta, escuché a Alejandro hablar con dos chicas sobre los músicos que tocarían en la próxima fiesta, estaban cuadrando los horarios y el lugar, escuché algo de un lugar que lleva abandonado 100 años aproximadamente, queda a las afueras de la ciudad 


03-08/ Me levanté pensando en Jennifer, por primera vez sentí un tipo de nostalgia, pero me asenté y desee que este siendo feliz, mucho daño le he causado 

He estado escribiendo, pero nada que ver con mi anterior trabajo, he relato con un estilo sucio y poco preparado las vivencias que he tenido con Alejandro; fiestas clandestinas, viajes poco preparados a lugares naturales, salidas nocturnas en la ciudad a grafitear calles y edificios del gobierno. Nunca había probado tantos tipos de “dulces” como les dicen en este sitio. Tantas experiencias, tantas personas, me agrada este lugar. 

“Tony, estuve viendo unas convocatorias para escritores de literatura, eres bueno, ¿Por qué no envías algo?” Me dijo Alejandro. Me ha gustado tanto este sitio y este estilo de vida, que lo he estado meditando y hoy he decidido hacerlo, no quiero volver a mi antigua ciudad. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario