Por German Vargas
Me gustaría situarme en un cuento
de Julio Cortázar El Perseguidor en
el cual se nos presenta Johnny Carter un artista de saxo alto y que ha sido
considerado un genio y estrella del jazz de los años 50. Junto a él se
encuentra otro personaje llamado Bruno, un crítico de jazz que tiene como propósito
hacer la biografía de Johnny.
Todo empieza en un cuarto sórdido
de hotel en París, Johnny se encuentra enfermo, pero su dolencia no es corporal
sino es una dolencia espiritual y mental. Este padecimiento le hace tener una apreciación
extraña del tiempo, es un hombre que no comprende cómo funciona el tiempo. Su obsesión por el tiempo y su desilusión por
la vida es lo que le lleva a enfermar y, por eso, el personaje que nos
encontramos presentado bajo la perspectiva de Bruno (el crítico de jazz) es un
personaje que roza casi la locura. Además, a esto se le debe sumar su hábito
del alcohol y de las drogas, algo a lo que acude cada vez más para soportar su
dolor pero que, cada vez, le hunde más en el abismo.
Bruno acude a la habitación para
interesarse por el estado de su amigo, pero, también, para documentarse para
poder escribir una biografía sobre Johnny que tiene entre manos. Su interés,
por tanto, no radica únicamente en que su amigo mejore sino, también, en
conocer cómo es realmente este artista tan sublime que se obsesiona con temas
tan "simples" como el mero paso del tiempo. Al final Bruno alcanza a
comprender los pensamientos de Johnny, pero no se deja llevar por ellos por
temor a caer en ese mismo estado que afecta a el jazzista.
El cuento gira en torno a los
momentos finales que atraviesa un artista en la que los personajes no dejan de
perseguir cosas, Johnny persigue una comprensión del tiempo, la música y su
capacidad de abstraernos del momento, de trasportarnos a lugares sin tiempo.
Bruno por su parte y todos aquellos que se relacionan con el Jazzman solo
persiguen su talento, su capacidad de crear música.
La oposición de los personajes
nos trasporta a no solo una manera particular de ver la vida. Bruno representa
lo racional, el estudioso, el observador y Johnny representa el ser humano que
se deja llevar por su parte emocional, por sus deseos, por sus caprichos. En ultimas,
son dos caras de la misma moneda, el ser humano.
Me gustaría ser Bruno y tratar de
comprender la complejidad de la existencia de Carter con el tiempo y de su música,
no remitirme exclusivamente a mi interés por él, por mi trabajo como crítico,
sino tratar de entablar una conversación sin prejuicios morales e intereses, me
gustaría preguntarle cuál es su apreciación del tiempo y la música, que es lo
que lo abstrae y lo hace perderse en la musicalidad. ¿Qué es para él la música?
Me gustaría preguntarle ¿si considera que llevo una vida buena o si considera angustiante
la existencia misma? Y el cuento podría girar en un encuentro de los
personajes, en una comunión, en el que la elección de una forma de vida
determinada no vale más que la otra. Y,
precisamente esta, es una de las grandes situaciones en las que el texto nos
pone ya que, con los dos personajes, está describiendo las posibilidades del
ser humano y lo que llegamos a hacer por el mero hecho de "encajar".
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