En este microcuento, Cortázar, nos ofrece una caracterización amorfa de los cronopios y de las famas, en el que, a pesar de no haber una descripción puntual de su apariencia física sí se ofrece al lector lo suficiente para imaginar la personalidad de ellos.
Escogí representar el cronopio, este se caracteriza por ser más libertino, más tibio y conservar sus recuerdos dejándolos ser y andar por toda la casa. A diferencia de los famas, que pretenden tener mucho más control sobre ellos. El cronopio me pareció un personaje especial por su pasividad frente a lo suyo, por ello elegí hacer un pequeño retrato de éste (aprovechando la libertad de creación que permite Cortázar en sus cuentos) y su relación con los recuerdos.
En este caso expresado el cuerpo del cronopio como delicado pero a la vez distinto de lo humano, y los recuerdos representados por la figura de una libélula con el objetivo de recrear la libertad y lo frágil de las memorias del personaje, además de ilustrar también el breve contacto entre el cronopio y sus memorias, para exaltar, entre otras, el trato cálido y la relación de este con los recuerdos.
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