viernes, 20 de noviembre de 2020

Biografía sonora de Juan Andrés Trujillo Rodríguez

 Primer quinquenio: El raspachin

https://www.youtube.com/watch?v=YsMApF6SGeo
La verdad, no tengo muchos recuerdos de este primer quinquenio(5 años), pero mi madre me ha guiado a la reminiscencia y me ha dicho que, me la pasaba cantando esta canción en el jardín, pues yo era, según ella, el más consentido de las profesoras y las niñas, con las niñas siempre que jugábamos a la mamá y el papá, yo era siempre el papá, y con las profesoras, yo era el único que dormía en la cama. Entonces, me la pasaba cantando la canción y creyéndome el raspachin del jardín. 

Segundo quinquenio: Ella es la sensación del bloque

https://www.youtube.com/watch?v=AFrG8gS9748
De este quinquenio si que tengo recuerdos muy chistosos, recuerdo que a mis 10 años, mis tíos por parte de mamá eran reggetoneros, pero lo eran así bien estiludos, como debía ser¡ Y esta canción me gustaba mucho, porque en parte un tío llamado Jhonatan decía que yo me parecía a de la Gettho, y pues yo me las creía, porque era calvo y me encantaba esta canción. 

Tercer quinquenio: Quién diría

https://www.youtube.com/watch?v=mwItA3fwRto
Trae recuerdos muy gratos de mis 15 años, pues a mis 12 años conocí a mi mejor amigo, y fue él quien a los 15 empezó a gustarle la música romántica, suave, y, pues, yo no fui la excepción, por lo que, un día íbamos para el coliseo del León XII y él coloco esta canción, por lo que yo dije: ush parce, esta canción no se la voy a dedicar a cualquier persona, esa persona debe cumplir con todas esas características, y, además, será la única que tenga el privilegio de mi dedicación que va a venir del alma. Y, lo curioso, es que hace no mucho la dedique, jajaja¡ se la dedique a mi pareja, la cual amo y es la indicada para tal dedicación. 

Cuarto quinquenio: Cerbero 

https://www.youtube.com/watch?v=T-G5XVPajcU
Esta canción es la que a mis 20 ha hecho una disyunción en mi ser, es decir, ha trasgredido en mi identidad en el sentido en que, de  cierto modo, me ha desfasado de mi esencia, mostrando pues, que yo no soy una misma identidad, sino que, como la ilustración de cerbero; son 3 cabezas en un solo cuerpo, por lo que me reflejo de este modo: primer cabeza: un yo intelectual; sujeto enfocado en hacer filosofía, y en la vida académica, este yo refleja la abstracción pura de mi razón, guiado por especulaciones Kantianas y Nietzscheanas;  la primera por su abstracción del intelecto, la segunda por su ética y su estilo de escribir. Un escrito aforístico que he escrito reflejando el estilo nietzscheano y que deseo compartirles es este, y es de mi autoría: Benévola sangría que espera en la noche, paciente entre regazos del sulfúrico dolor. Tiñen de matices sangríos, forman los morfemas y cuerpo del escrito. Y los pensamientos incoloros toman forma agobiante, olor inescrupuloso, y tacto al ser leídos. Desprendidos del cuerpo que se exaspera con el calor producido del mecanismo. Y los súbditos en su liturgia descansan. Y a los sombríos aclaman. Dulce dolor del alma que los alimentan con culpas. Y los sombríos pacientes que llegue la enajenación del alma sufrida; devoran. Ayy! ¿Qué venganza deseo, qué tormento le aplico? El sombrío se aparta, el mejor castigo es la vida en soledad, en dolor vacío; martirio en la mente, en la vida. Martirio en vida.
Segunda cabeza: Un yo sensorial; este yo desde que tiene memoria ha sido trasgredido por dolores, es melancólico, egocéntrico, estas son sus dos peculiaridades, pues han sido formadas por el daño que ha sufrido a lo largo de su vida; la primera síntoma de su depresión aguda, la segunda defensa implacable. Quizá en el fondo, y con los debidos, noble y entusiasta, con los ofensivos, una loca completa. 
Tercera cabeza: un yo que se da cuenta de su yo; esta cabeza se identifica por tener de ambas cabezas, pero de ambas solo rescata lo bueno, esta cabeza mezcla lo melancólico con su intelecto; lo noble con lo certero; lo entusiasta con lo enamorado; y siempre, quiere ser mejor que antes. Esta cabeza, se dio cuenta que, el yo es lo esencial en el humano, es este juicio: yo soy humano, muestra de un juicio sintético a priori: yo soy humano, es un juicio analítico, pues el sujeto yo se contiene en el  predicado humano, es decir, es un enunciado a priori de la forma S es P, y, por ende, cierto y necesario. Es sintético, porque su fenómeno es el humano. Es necesario, porque un humano sin un yo, no sería humano, establece necesidad. Y, es universal, porque todos los humanos tienen un yo. Entonces, yo es lo esencial en el humano, lo observamos desde lo subjetivo particular, es decir, la identidad; hasta lo subjetivo general, es decir, todos tenemos un yo así difieran unos de los otros.

En conclusión, este es mi biografía desde cada quinquenio. Contiene mucho de mi personalidad, y me he sentido demasiado bien haciéndolo. 

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