Para esta edad recién empezaba a conocer a quién sería mi amiga de la infancia. Establecimos un lazo fuerte y de ese modo conocí a su familia, específicamente tuve más proximidad con su mamá, quien para ese entonces escuchaba una y otra vez esta melodía, la cual no comprendí del todo la primera vez, sin embargo se quedó en mi cabeza precisamente porque se trataba de una letra curiosa, pero sobre todo graciosa. En esta edad toda analogía parecía graciosa. Cuando me remito a esta canción logro recordar las tardes en las que visitaba aquel hogar tranquilo, recuerdo mayormente los chistes que maquinaba cuando escuchaba esas dos palabras que engloban toda una historia.
Cuando se encuentra una canción que recoge los sentimientos que difícilmente se pueden organizar y sobre todo expresar, el alma se apega tanto a ella que se vuelve casi que un himno en ese momento. Experimentar la perdida de un ser querido es un acontecimiento confuso cuando no se comprende del todo lo que viene después del vacío, cada persona logra refugiarse de algún modo en diversas actividades y/o personas, la manera en la que logre canalizar todo aquello por lo que estaba pasando de forma tan repentina fue precisamente esta banda, pero en esencia esta canción que de un modo crudo logra expresar el dolor quizá con la intención no solo de asimilar sino también de transformar.
La influencia de las demás personas en los gustos musicales de vez en cuando traen buenas cosas, en este caso he sido muy cercana a mis hermanos, pues ellos de algún modo influyeron en mis gustos más actuales. Para aquella época de mi vida acogí igual que mis hermanos a esta banda, la cual tiene algo en común con la anterior, pues de una manera cruda trata temas como la perdida pero quizá a un nivel mas romántico, en la adolescencia conocer personas que se adentran con un sentimiento que aún en la actualidad es complejo definir marcan un antes y un después en todas nuestras experiencias. Esta canción me recuerda precisamente a una persona con la cual no tuve la ocasión de expresarme.
Cuarto quinquenio 15-20 años " I got no sleep but I know my dreams"
Descubrir un balance en un genero es más que gratificante, de esta manera aprendí a valorar de cierta forma el arte de las personas que por un tiempo viven en el anonimato pero siempre intentan exteriorizar con el fin dejar más que un simple mensaje. Con este género he explorado no solo en calidad de ritmos en cuanto a la música se refiere, sino que gracias al descubrimiento de esta canción logré forjar lazos que compartían gustos en este aspecto, del mismo modo he profundizado más en cuanto a mí misma y todo el recorrido que he pasado y he logrado sobre llevar gracias a la música
Recuerdo que de niña era muy expresiva y deseaba reflejar mi sentir en cómo me veía. Es chistoso pensar como alguien tan pequeño es tan consiente de que hay cosas que se transmiten por cómo se ve una persona. Floricienta era una chica con una ropa muy particular, era de mi total gusto, recuerdo pensar que; de ese modo era como quería comunicarme con los demás y que me vieran, de verdad me vieran. vestida de colores, vestida de flores, vestida de vida. Doy cuenta de esto porque hay evidencia, y puedo recordarme.
El gran misterio de la vida, la muerte, que relación tan loca. En alguno de esos años se presentó la ausencia, el dolor, la tristeza. Las miradas eran distintas, la floricienta ya había pasado. Tan pequeña, contemplando a los demás y contemplándome a mí, como si la vida hubiese pasado a otro plano, a otro modo, se hubiese tornado de unos colores distintos.
3.Tercer quinquenio.
11-15 años. https://www.youtube.com/watch?v=BDwEyfgClF4No crezcas más - Tercer cielo
La tan renombrada frase de “ya te vas a convertir en una señorita” era todo lío. No era emocionante, o no lo recuerdo de tal modo. Era maluco ver como tú crecías y notabas que la vida entonces era diferente, que ya no era preciso lo que habías imaginado, y vas notando en la cara de los demás; cansancio, desgaste, se han consumido, algo se ha desvanecido. El tiempo se nos iba de las manos y queríamos que fuera un poco más lento, no era necesario el afán de este.
Dos canciones, estas representan un antes y un después. La primera, me pone de presente las afecciones de las personas que de algún modo aportaron a una construcción personal, es descubrirse en alguien más. Sin embargo, también implicó dejar eso a un lado dar cuenta de que cada uno tenía pendientes consigo mismo. La segunda, me hace recordar una plenitud, siempre que la canción estaba de presente, estaba en el lugar que quería, con las personas que quería, hablando de lo que quería. Fue retomar a una floricienta ya no tan floricienta (xd), es más bien una Nicolle que deconstruyó a aquella imagen (que era de alguien más) y construyó la suya.
"Super f la pandemia"
Biografía sonora de Stefania Matiz.
Quinquenios:
1.Primer
quinquenio (0-5 años): La Camisa Negra- Juanes.
·Cada
vez que pienso en mi infancia a mi mente llega un vago recuerdo de estar en el jardín
rodeada de todos mis compañeros y profesoras, intentando (por alguna extraña razón)
hacerle una coreografía a esta canción. Si te preguntas: “¿cómo podrías hacerle
una coreografía a esa canción?”, déjame decirte que lo mismo me pregunto yo y estaría
encantada de poder recordar cómo fue el resultado final de aquella coreografía,
sin embargo, escogí esta canción porque muchas veces resultas haciendo cosas
(que por muy extrañas suenen en un futuro) era lo que más te divertía cuando
eras apenas una niña y al crecer las dejamos de hacer por miedo a que nos
tilden de “raras”.
·Desde que tengo memoria a mi familia siempre
les ha gustado el rock y más específicamente el punk rock. Está canción sería en mi vida lo que muchos llaman “una
caricia al alma”. En la época donde empecé a escuchar esta canción, no entendía
nada de la letra y ni pretendía estar interesaba en lo que decía, simplemente me
dejaba guiar por el ritmo, podía escucharla una y otra vez y hasta el momento
no me ha dejado de gustar. Pero lastimosamente nunca supe cómo se llamaba (porque
nunca pregunté bay the way), así que el día que me reencontré esa canción por azares
del destino, siempre ha sido la canción que me sube de animo inmediatamente y
me lleva a los momentos donde me preocupaba menos por las cosas y las
disfrutaba más.
3.Tercer
quinquenio (10-15 años): Tu Mismo- Warcry.
·Aunque esta canción salió el mismo año en
que nací (2002), paso algo parecido con la anterior canción mencionada (You're
Gonna Go Far, Kid). También llegue a conectar mucho con su ritmo y aunque estaba
en mi lengua materna, tampoco pregunte el nombre. No fue hasta que dentro de
este rango de edad la volví a escuchar y la canción cobro un significado que
nunca llegue a percibir antes. Puede que suene muy cliché lo de “todo mejora” o
“ya pasará esta racha de mala suerte”, pero extrañamente la canción logro darme
ánimos en un momento en donde no creí que ya no había.
4.Cuarto
quinquenio (15-20 años): La Canción del Pirata I y II- Tierra Santa.
·Aunque estas canciones originalmente son
un poema de José de Espronceda, siento que me han
ayudado a buscar una libertad que muchas veces yo misma me negué por el miedo
al qué dirán los demás. Tomar como ejemplo de vida a un pirata tal vez no sea
lo mejor, pero este poema llega a exaltar su personalidad. Una personalidad que
vive al margen de la sociedad, despreciando los bienes materiales y también lo
representa como el máximo ideal la libertad.
La verdad, no tengo muchos recuerdos de este primer quinquenio(5 años), pero mi madre me ha guiado a la reminiscencia y me ha dicho que, me la pasaba cantando esta canción en el jardín, pues yo era, según ella, el más consentido de las profesoras y las niñas, con las niñas siempre que jugábamos a la mamá y el papá, yo era siempre el papá, y con las profesoras, yo era el único que dormía en la cama. Entonces, me la pasaba cantando la canción y creyéndome el raspachin del jardín.
Segundo quinquenio: Ella es la sensación del bloque
https://www.youtube.com/watch?v=AFrG8gS9748
De este quinquenio si que tengo recuerdos muy chistosos, recuerdo que a mis 10 años, mis tíos por parte de mamá eran reggetoneros, pero lo eran así bien estiludos, como debía ser¡ Y esta canción me gustaba mucho, porque en parte un tío llamado Jhonatan decía que yo me parecía a de la Gettho, y pues yo me las creía, porque era calvo y me encantaba esta canción.
Tercer quinquenio: Quién diría
https://www.youtube.com/watch?v=mwItA3fwRto
Trae recuerdos muy gratos de mis 15 años, pues a mis 12 años conocí a mi mejor amigo, y fue él quien a los 15 empezó a gustarle la música romántica, suave, y, pues, yo no fui la excepción, por lo que, un día íbamos para el coliseo del León XII y él coloco esta canción, por lo que yo dije: ush parce, esta canción no se la voy a dedicar a cualquier persona, esa persona debe cumplir con todas esas características, y, además, será la única que tenga el privilegio de mi dedicación que va a venir del alma. Y, lo curioso, es que hace no mucho la dedique, jajaja¡ se la dedique a mi pareja, la cual amo y es la indicada para tal dedicación.
Cuarto quinquenio: Cerbero
https://www.youtube.com/watch?v=T-G5XVPajcU
Esta canción es la que a mis 20 ha hecho una disyunción en mi ser, es decir, ha trasgredido en mi identidad en el sentido en que, de cierto modo, me ha desfasado de mi esencia, mostrando pues, que yo no soy una misma identidad, sino que, como la ilustración de cerbero; son 3 cabezas en un solo cuerpo, por lo que me reflejo de este modo: primer cabeza: un yo intelectual; sujeto enfocado en hacer filosofía, y en la vida académica, este yo refleja la abstracción pura de mi razón, guiado por especulaciones Kantianas y Nietzscheanas; la primera por su abstracción del intelecto, la segunda por su ética y su estilo de escribir. Un escrito aforístico que he escrito reflejando el estilo nietzscheano y que deseo compartirles es este, y es de mi autoría: Benévola sangría que espera en la noche, paciente entre regazos del sulfúrico dolor. Tiñen de matices sangríos, forman los morfemas y cuerpo del escrito. Y los pensamientos incoloros toman forma agobiante, olor inescrupuloso, y tacto al ser leídos. Desprendidos del cuerpo que se exaspera con el calor producido del mecanismo. Y los súbditos en su liturgia descansan. Y a los sombríos aclaman. Dulce dolor del alma que los alimentan con culpas. Y los sombríos pacientes que llegue la enajenación del alma sufrida; devoran. Ayy! ¿Qué venganza deseo, qué tormento le aplico? El sombrío se aparta, el mejor castigo es la vida en soledad, en dolor vacío; martirio en la mente, en la vida. Martirio en vida.
Segunda cabeza: Un yo sensorial; este yo desde que tiene memoria ha sido trasgredido por dolores, es melancólico, egocéntrico, estas son sus dos peculiaridades, pues han sido formadas por el daño que ha sufrido a lo largo de su vida; la primera síntoma de su depresión aguda, la segunda defensa implacable. Quizá en el fondo, y con los debidos, noble y entusiasta, con los ofensivos, una loca completa. Tercera cabeza: un yo que se da cuenta de su yo; esta cabeza se identifica por tener de ambas cabezas, pero de ambas solo rescata lo bueno, esta cabeza mezcla lo melancólico con su intelecto; lo noble con lo certero; lo entusiasta con lo enamorado; y siempre, quiere ser mejor que antes. Esta cabeza, se dio cuenta que, el yo es lo esencial en el humano, es este juicio: yo soy humano, muestra de un juicio sintético a priori: yo soy humano, es un juicio analítico, pues el sujeto yo se contiene en el predicado humano, es decir, es un enunciado a priori de la forma S es P, y, por ende, cierto y necesario. Es sintético, porque su fenómeno es el humano. Es necesario, porque un humano sin un yo, no sería humano, establece necesidad. Y, es universal, porque todos los humanos tienen un yo. Entonces, yo es lo esencial en el humano, lo observamos desde lo subjetivo particular, es decir, la identidad; hasta lo subjetivo general, es decir, todos tenemos un yo así difieran unos de los otros.
En conclusión, este es mi biografía desde cada quinquenio. Contiene mucho de mi personalidad, y me he sentido demasiado bien haciéndolo.
En el pueblo de Girardot, Cundinamarca, llore por primera
vez.
Mi madre recuerda el nacimiento como una tortura que casi
la mata,
Quince años ella, yo siquiera unos segundos,
Y nunca más nos separaríamos.
En el pueblo de Girardot, Cundinamarca, di mis primeros
pasos.
También, jugué y descubrí la alegría en cualquier
pequeñez,
No había entonces lugar para pensar en la triste realidad
porque no la conocía,
En aquel entonces lo único que notaba del universo era
las paredes blancas de mi casa, y el perfume de mi abuela.
No recuerdo mucho de esta época, siquiera algunos sonidos
como el timbre de casa
O algunos sabores como las arepas con chocolate de mi
abuela los domingos,
De imágenes queda muy poco, solo fotografías borrosas de
una infancia que recuerdo en blanco.
En Girardot, Cundinamarca, mi madre hizo de mí una
pequeña tranquila y obediente, y en ella encontré la primera amiga que hice en
mi vida
Éramos las dos contra el mundo.
En Girardot, Cundinamarca, mi madre me trajo a la vida y allí
viví los primeros 15 años, este es el comienzo de mi viaje.
2.SEGUNDO QUINQUENIO (5-10 años)
Pensar en esta edad es re-enamorarme de la existencia,
Crecer en un barrio popular fue el primer paso para disfrutar
mi infancia,
Recuerdo noches de juegos que se repetían constantemente,
El viento de las noches girardoteñas acompañado de otros
niños que buscaban la distracción en un balón, con un muñeco, botella o bolsa.
Podíamos hacer de cualquier objeto un juguete y cualquier
escenario se disfrutaba con un gozo y despreocupación que ahora parece
inalcanzable.
En mis compañeros no existía el interés aun, ni siquiera
el morbo, no existía la idea del otro como un enemigo o un sujeto a superar, éramos
niños.
Recuerdo los nombres e incluso algunos rostros de mis
compañeros diciéndome cualquier cosa,
No me recuerdo triste, no me recuerdo enojada y,
Sobre todo, no me recuerdo con miedo al espacio,
No conocía los riesgos de mi país, no conocía los riesgos
de ser una niña.
Ahora sé que los vecinos nos cuidaban, cuidaban a todos
los niños del barrio,
Pero en aquel entonces lo desconocía, estos años de mi vida
yo me pensaba la humanidad como algo bueno,
Todo cambio un día, que comencé a notar la violencia en
los hogares de mis compañeros,
Recuerdo los gritos de la vecina de al lado, el llanto de
mis amigos que atravesaba las paredes, recuerdo a mi madre ignorando mis
preguntas,
Especialmente, recuerdo una noche que me enfrente con la
violencia de frente,
Golpeo a la puerta bajo la apariencia del esposo de mi
niñera de aquel entonces,
Así, yo ya no era la vecina que escuchaba con preocupación,
Sino que, junto con las dos niñas, hijas de mi niñera,
gritamos la sinfonía más triste que ese barrio escucho,
Aunque tal vez no era tan triste, la cotidianidad
normaliza la tragedia.
En esa ocasión, desconocí todo tipo de comprensión,
Cuando mi niñera nos sacó corriendo de su propia casa con
su cuerpo ensangrentado,
Me sentí realmente triste de la existencia.
3.TERCER QUINQUENIO (10-15 años)
En algún momento, el barrio donde vivíamos ya no parecía conveniente
para verme crecer, pues se había vuelto más peligroso de lo esperado.
Ya no me dejaban salir a jugar, ya ni podía ir sola a la
tienda.
Me convertí en mi mejor amiga, al ser hija única y vivir
solo con mi madre, nadie quería jugar conmigo.
Hicieron de mí una niña callada, seguía siendo tranquila,
pero ahora ya no me sentía tan alegre.
Tampoco falto mucho para empezar a evidenciar la misma
violencia en mi hogar.
Mi madre trataba de compensarme después que era testigo
de alguna pelea, me compraba helados, me daba dulces y me dejaba ver tele hasta
tarde.
De pronto, una mañana me desperté y todo cambio.
A los 11 años nos mudamos a Bogotá.
Mi madre tenía 26 años y junto a ella me enamore de esta
ciudad de locura,
Estudie en un colegio tan bueno que pasar el año fue un
verdadero esfuerzo,
Conocí aspectos de la vida de los que nunca se hablaba en
los colegios del pueblo,
Me gusto por primera vez un chico, por primera vez me
rechazaron.
Aprendí a desinhibirme en los espacios culturales,
deseaba participar en cada festival del colegio, nunca me dijeron no.
De alguna manera, lo recuerdo como un gran año, lleno de
aventuras,
Lo que verdaderamente me asombraba era conocer una ciudad
tan distinta a la mía y vivir en ella.
Sin embargo, al finalizar el año tuvimos que volver a
Girardot.
Al parecer vivir en Bogotá era demasiado caro, y, según mi
madre, solitario.
Cuando llegamos de vuelta, nos mudamos a un barrio
tranquilo.
Volví a salir a jugar, volví a sentir la brisa nocturna y
a tener amigos.
Aun así, siempre desee volver a la cuidad grande y
ruidosa que es Bogotá.
Por un tiempo ignore aquella necesidad de volver, pues
estaba fuera de mis manos cumplirla,
Más después de cierto tiempo todo me parecía insuficiente
y cada esquina de mi pueblo me repugnaba hasta la náusea, tenía unos fuertes
deseos de escapar.
Recordaba todo lo bueno que viví en aquel año de Bogotá, sentía
hambre de la ciudad, ya no deseaba más las cuatro esquinas de mi tierra y los
planes de siempre.
A los 13 años mi madre se fue a vivir a Bogotá con su
pareja y yo empecé a vivir con mi padre.
Este fue el paso previo para convertirme en un sujeto
curioso y altareno,
Mi padre no me exigía obediencia absoluta como mi madre,
Sobre todo, mi padre no me obligaba a la feminidad que mi
madre me demandaba,
Comencé a vestir como deseaba, a salir con quien quería,
a no ser controlada en mis gustos e ideologías por un superior.
Sobre todo, comencé a leer.
Al principio, lo hacía por ocio pero pronto lo convertí
en una obligación, debía leer todas las noches mínimo 50 páginas.
Me encantaba, realmente. Este fue el punto de partida de
otra persona que se formó a partir de otras voces que me enseñaban del mundo.
En aquel entonces, deseaba ser periodista, así que no
paso mucho tiempo hasta que comencé a leer el periódico, lo leía en las mañanas
mientras esperaba que comenzaran las clases.
Aquel fue el primer paso para comenzar a definirme como
sujeto político, la indignación provocada por la realidad comenzó a calarme.
En ocasiones, iba a visitar a mi madre, pues era en Bogotá
donde conseguía todos mis libros, mi madre comenzó a notar algo distinto en mí
y todo le disgusto:
Desde mi peso hasta mi forma de vestir, desde los
principios de mi ideología hasta mi necesidad de la ausencia de una deidad.
Le preocupaba la persona en la que me estaba convirtiendo.
A los 15 años mi madre me llevó a vivir con ella a Bogotá.
4.CUARTO QUINQUENIO (15-20 años)
Cuando cumplí 15 no quería fiesta, no quería nada.
Me sentía continuamente insatisfecha con la vida, existir
me daba flojera.
No se hizo fiesta, no viaje a ningún lugar.
A penas hicimos una cena, donde en ningún momento se vio
una sonrisa en mi rostro.
La relación con mi madre comenzó a quebrarse, ya no deseaba
conversar con ella.
Empecé a percibirla como un ente que limitaba mi goce y
mi accionar.
Definitivamente, me sentía más adolescente que nunca.
Finalice mis estudios a los 16 años en un colegio privado
de Bogotá.
Solamente curse un año en aquel espacio, once.
Aquel año también fue de constate aprendizaje sobre la ciudad
y sus espacios,
sobre las personas que me acompañaron.
Recuerdo salir constamente, ansiosa de conocer cualquier lugar,
mi mente era un lienzo en blanco cuando pensaba en “Bogotá”,
Me costó mucho más tiempo construir una referencia, y aun
no termino.
Yo deseaba estudiar Ciencia Política, pero después de ser
rechazada por la Nacional –que era, sin mentir, la única universidad pública de
la que tenía referencia en Bogotá- creí que mi única opción era una privada
cualquiera.
A los 16 años mi papa me hizo la mejor jugadita de mi
vida, me dijo “política y derecho lo mismo son, y con la segunda tu futuro es
mejor”.
Estuvo convencido al decirlo y mi ignorancia lo creyó.
Unos meses después empecé a estudiar derecho, nunca me
gusto.
Actualmente estoy en séptimo semestre, ya no se trata de
gusto sino de necesidad, pues mi padre no se equivocó al pensar que un abogado
puede tener más poder que un politólogo –y no hablo de destrucción sino de construcción
de algo mejor, como todo sujeto honesto y aun no totalmente destruido por el
status quo de la subsistencia, busco ayudar de alguna manera en la construcción
de algo mejor que esto. –
A los 17 comencé a hacer teatro en la biblioteca pública
de Suba,
Allí conocí la variedad del arte encarnado en sujetos,
personas inolvidables me acompañaron a explorarme como persona.
Casi todos mis compañeros eran de universidades públicas
que desconocía, comencé a escuchar mucho sobre una en específico la “Universidad
Pedagógica Nacional” no conocí al primero que no me hablara maravillas de aquel
espacio.
Sentía una curiosidad que me calaba, hasta que un día la
visitamos, fue amor a primera vista.
En el segundo semestre del 2018, me presenté por primera
vez,
No le conté a nadie y solamente buscaba probar suerte,
conocer la metodología del proceso de admisión.
Por ello fue una sorpresa para mí cuando me aceptaron
oficialmente y además fue una pena rechazar el cupo, por no contar con dinero
para la matrícula.
Mis padres se sorprendieron cuando les comenté, y mi
propuesta siguiente sembró inseguridad en ellos: ¿estudiar dos carreras? ¡Toda
una locura!
No conté con su apoyo hasta que ya me vieron dentro,
enamorada de la carrera.
En el segundo semestre del 2019 ya era estudiante de la
Licenciatura en Filosofía.
Finalmente, me sentía cómoda con lo que hacía, ya no
resultaba una tortura madrugar a clases, enfrentar el tráfico, si podía llegar
a escuchar sobre temas fascinantes.
El 2020, ha sido por mucho, lo peor pero también
necesario para el descubrimiento de mi misma.
Sigo esperando la normalidad, que tal vez nunca llegue.
5.EPITAFIO DE MI VIDA
«Tú no te detengas ante ningún reto. Y no pases a formar parte de ningún
gremio. Que nunca te puedan definir ni encasillar.
Que nadie sepa tu nombre y que nadie amparo te dé.
Que no accedas a los tejamnes de la celebridad. Si dejas obra, muere
tranquilo, confiando en unos pocos amigos. Nunca permitas que te vuelvan
persona mayor, hombre respetable. Nunca dejes de ser niño, aunque tengas los
ojos en la nuca y se te empiecen a caer los dientes. Tus padres te tuvieron.
Que tus padres te alimenten siempre, y págales con mala moneda. A mí qué. Jamás
ahorres. Nunca te vuelvas una persona seria. Haz de la irreflexión y de la
contradicción tu norma de conducta. Elimina las treguas, recoge tu hogar en el
daño, el exceso y la tembladera.
Todo es tuyo. A todo tienes derecho y cóbralo caro.
No te sientas llanecita nunca
Aprende a no perder la vista, a no sucumbir ante la miopía del que vive en
la ciudad. Ármate de los sueños para no perder la vista.
Olvídate que podrás alcanzar alguna vez lo que llaman “normalidad sexual”,
ni esperes que el amor te traiga paz. El sexo es el acto de las tinieblas y el
enamoramiento la reunión con los tormentos. Nunca esperes que lograras
comprensión con el sexo opuesto. No hay nada más disímil ni menos dado a
reconciliación. Tú, practica el miedo, el rapto, la pugna, la violencia, la
perversión y la vía anal, si crees que la satisfacción depende de la estrechez
y la posición predominante. Si deseas sustraerte a todo comercio sexual, aún
mejor.
Para el odio que te ha infectado el censor, no hay remedio mejor que el
asesinato.
Para la timidez, la autodestrucción.» Andrés Caicedo.