Por William Palacios
LETRAS
A veces como
mucho. Bebo en mis comidas demasiados jugos. Comparto con los que quiero.
Disfruto de un día soleado. Estoy a gusto bajo una ligera lluvia. Fantaseo
sobre el cielo. Gusto de charlas vacías. Hago malabares. Interrogo hasta el
signo de pregunta. Justifico todos mis textos. Kantiano no soy, kafkiano tal
vez. Lamento mis errores gramaticales. Maniobro en bicicleta todo lo que pueda.
Ninguna piedra puede lastimarme. Ñajo, palabra extraña pero perfecta para mí.
Opero con la mente hasta los pequeños detalles. Privo de palabras al que
comenta demasiado. Quiero, de vez en cuando, escuchar el silencio. Río sobre la
tragedia que anuncia toda comedia. Solicito perdón para hacerlo obvio. Tarareo todas
las canciones inexistentes. Ubico el problema y me vuelvo amigo de él. Veo su
corazón e intento no huir. Whisky: un gran compañero. Xenos-filia: amor
a lo extraño. Yazco alrededor de grandes amigos. Zanganeo de aquí para allá,
las letras son mi mejor compañía.
Hay juegos
escondidos. Nadie los ve, pero los buscan. Acceden a cualquier
ayuda para poder solucionarlos. Y cuando los logran fanfarronean
de su gustoso éxito. Intento no ser así. Aprehendo de mis
locuras. La cordura es jactanciosa. No le gusta esconderse en kioskos
ni en laberintos. La locura está en todos, en muchos está en la
cabeza; pero en los locos está en todo el cuerpo. ¿Qué
hacer ante la idea regente de los cuerdos? ¿Realmente queremos
ver orden o solo lo deseamos? Todos los locos ven cosas que pocos ven. Yo
intento ser lo más loco que pueda. Volver y revolver es mi
premisa: “whisky: un gran compañero”. Si esto fuera una xilografía,
habría posibilidad de encontrar y reconocer amigos sabios, es decir,
habría más locos. Sin embargo, zanjo mi búsqueda con un consejo. Sean
como yo: la eterna tarea se encuentra en los pequeños detalles. Soy LETRAS: mi búsqueda es La Eterna Tarea de Reconocer Amigos Sabios
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