CronoPropio: memoria
Soy
lenguaje, Soy experiencia, Soy memoria, Soy olvido…
Por: Camila Andrea Parra Hernández
No
puedo evadir mi existencia.
Shakespeare
Me cuesta recordar ciertos aspectos de mi vida, a decir
verdad, creo que los he olvidado, por más que intento traerlos al presente no
son claros. De vez en cuando, aparecen pequeños fragmentos sobre cosas que ya
he experimentado, quizá su detonante sea un pequeño objeto, una palabra
aleatoria o cualquier cosa que me permita asociarlo. Ciertamente no puedo negar
el malestar que me provocan esas irrupciones, mi solución inmediata al pequeño
dilema mental es dejarlo de lado. Siempre me he repetido: “son nimiedades, hay
cosas más importantes en que centrar tu atención”, lo irónico es que nunca hay nada
en que pensar. Solamente me limitaba a ejecutar diferentes acciones que me eran
exigidas por una autoridad materna, para no padecer su ira en mi piel.
Suelen decirme que soy alguien muy pesimista en muchos
aspectos, además de tímida y demasiado callada. Me piden constantemente que
cambie el gesto de mi rostro, fruncido, o mal mirado. Me exigen usar bien la
cuchara, en un pequeño espacio de
cuatro paredes pintadas del verde más feo que he visto me encierran. Me piden que sonría para fotos que no se guardaran
para la posteridad, yo hago caso y muestro los dientes al lente. Me
exigen que no me mueva ni una pestaña, estoy en un cuarto hecho de porcelana, lleno
de tierra, hueso, cuarzo, grafito, yo que sé.
A veces no me doy cuenta de la cantidad de horas que paso
mirando hacia afuera, mientras
estoy encerrada miro por la ventana a diferentes personas pasar, percató que
algunas de ellas fingen reír y otras solo pueden intentar no llorar. Adentro no
hay nada que mirar. Suelo estar callada por días, y eso les molesta a los
adultos, podría pasar como catre viejo abandonado en el rincón de una
habitación. Algunos de ellos suelen preguntar de vez en cuando ¿qué pasa? Yo no
puedo responder, porque ni yo sé qué pasa.
En mi cabeza aun retumba mi infancia, Shh, ¡tú no sabes nada! Shhh, ¡tú no entiendes nada! Shhhh, ¡no puedes contar nada! Shhhhh, ¡no escuches! Shhhhhh, ¡no hables, cierra la boca! Shhhhhhh.
¡cierra los ojos! Shhhhhhhh, ¡aquí
no pasó nada! Shhhhhhhhh, ¡deja de
respirar! Shhhhhhhhhh, ¡deja de
sentir! Shhhhhhhhhhhh.
El silencio me enseño que era más sencillo decir y hacer
lo que deseaban. Siempre pensé: “solo es un momento, al fin y al cabo, pronto
acabará”. Lo más trágico de todo es que nunca acabó, todo vuelve una y otra
vez, y en cada ocasión con más fuerza. No estoy segura de cuantas veces fingí
que nada pasaba, ni tampoco del momento en que dejé de respirar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario