Julián Conde
Cronopropio: Siddartha
Siddhartha ha sido algo introvertido y tímido
durante toda su vida, lo que, le ha dado el espacio para trabajar en sí mismo y
estudiarse; solía pensar en algunas ficciones o disparates acerca de la manera
en que podría haber sido su vida en otro tiempo; en otras tierras como: china,
India, Japón, los países nórdicos o quizá algún país árabe, con otras creencias;
usualmente se quedaba dormido pensando sobre ello. Durante algunas noches ha
tenido un sueño en el que se encuentra en el cuerpo de un tigre, curiosamente lograba
ver su reflejo en un lago del que bebía agua, una vez había saciado su sed se
fijaba en sus ojos que eran de un café oscuro, en sus poderosos dientes, en su
rosada lengua que sacaba como un niñito.
Siddhartha, en las mañanas al despertar recordaba en sus sueño haber tenido contacto con otros dos animales que parecían ser sus compañeros y amigos:
un lobo y un oso. El lobo era de pelaje negro en el lomo y blanco en su pecho y
patas; el oso tenía un pelaje amarillo tostado y negro, sus ojos eran cafés en
el centro, después casi naranjas y finalmente en el borde del ojo tenían una pequeña
cantidad de verde. Los tres se habían conocido en el lago en el que Siddhartha bebía
agua, este era un lugar hermoso, de aguas tranquilas y con muchas flores de
loto flotando; acostumbraban pasear por los bosques cercanos en busca de ricos
peces en los ríos y, además, tomar el sol de la mañana, el que más les gustaba.
Estos sueños se repetían constantemente, parecían
muy reales, los olores, los colores, todas las sensaciones eran muy vivas, esto
se había agudizado debido a que Siddhartha había adoptado a dos cachorros que
le hacían pensar en los amigos de sus sueños, uno con el mismo pelaje del lobo
y el otro con los mimos ojos y pelaje del oso.
A estos cachorros les gustaba también pasear a
su lado por horas y sentarse a tomar el sol. Siddhartha pensaba que en otra
vida los tres se habían cruzado ya, de modo que, seguramente después de este
corto lapso de vida en el que se encontraban volverían a estar juntos en otro
tiempo y quizá en forma de otros animales o personas. Considerar ese tipo de ideas le gustaba,
reflexionaba acerca de cuestiones como la muerte, la vejez y la enfermedad,
todas estas transitorias y cíclicas, cavilaba acerca del dolor que llegaría a
sentir si se separaba de sus amigos, pero entendía que tal sentimiento no tenía
ningún fundamento pues, en realidad la perdida y el reencuentro, el nacimiento
y la muerte serian una constante a la que debía enfrentarse e interpretar de
una manera sana y no enfermiza. Así pues, si tendría que irse primero que sus
amigos y abandonar esta existencia seria para después volverlos a encontrar,
pensaba en que tenían un lazo vital el cual los unía a través del tiempo, el
espacio y la materia.
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