sábado, 11 de julio de 2020

Autobiografía de Angie Alejandra Téllez Méndez


Hospital Lorencita Villegas, diciembre de 1997

Por: Angie A. Téllez Méndez. 


1. Primer quinquenio: "Mi corazón lloró", con la que identifico mis primeros 5 años.


Desde los dos hasta los cinco años, estudié en un jardín adjunto a la empresa llamada TELECOM, en la cual trabajaba mi papá. Salíamos aproximadamente a las 7:00 am de mi casa en compañía de mi papá y mi mamá en el carro que teníamos. Vivíamos en Florencia y la empresa quedaba en el barrio Santa Fé. Primero, mi papá dejaba a mi mamá en el trabajo, el cual quedaba ubicado en los Rosales, para luego dirigirnos a mí jardín que quedaba a menos de una cuadra de la empresa en la que trabajaba mi papá.  
Cuando escuchamos esta canción, todos en mi familia recordamos aquellas épocas en las que nos íbamos mis padres y yo en carro, ya que mi hermano estudiaba cerca y caminaba solo hasta su lugar de estudio. Al escucharla, recordamos con cariño el conjunto en el que solíamos vivir, mis amigos, nuestros vecinos, etc. Es curioso, al escuchar la canción todos nos sabemos la letra y, aunque no está relacionada ni representa estrictamente alguna experiencia de nosotros, le tenemos mucho cariño. 
La canción, como mencioné, relata la llamada de un padre a la madre de su hijo, este último es quien le contesta la llamada pero no conoce de él, hablan por unos minutos pero el padre no es capaz de contarle a su hijo que es su verdadero padre, y el niño le expresa que la mamá no quiere saber nada de él de todos modos. Esta canción no tiene nada que ver conmigo, pero a la vez sí, pues representa un recuerdo amigable y dulce de mi infancia. 
Fue esta y muchas más canciones las que escuché en el carro de mi papá en un CD de baladas, y así fue por varios años hasta que la empresa cerró y tuve que cambiar de colegio, para pasar a uno que quedaba a pocas cuadras de mi casa y ya no iba en carro. 


2. Segundo quinquenio: "San Sebastián de Mariquita", lugar significativo entre mis 6 y 10 años. 


San Sebastián de Mariquita 2002
Mis padres se conocieron cuando tenían 18 y 23 años respectivamente. Mi mamá nació en San Sebastián de Mariquita-Tolima, y aunque mi papá nació en La Dorada-Caldas, desde pequeño estuvo viviendo en este pueblo. Mis cuatro abuelos y todos mis tíos vivían allí, y los únicos que se habían venido para Bogotá eran mis padres, cuando mi hermano mayor tenía cuatro años. Ocho años más tarde, nací yo y desde ese momento íbamos a Mariquita en Semana Santa, en Navidad e incluso en algunos festivos que habían a lo largo del año. Tengo varios primos de mi misma edad y cuando nos encontrábamos allí jugábamos todos juntos y disfrutábamos del clima, pues era tierra caliente. Mis papás tenían la oportunidad de volver a ver sus familiares más queridos en estas épocas del año, por lo mismo, eran demasiado alegres. 

Nos hospedábamos en la casa de mis abuelos maternos, y así continuaríamos haciéndolo. Ella vendía helados y nos la pasábamos comiéndolos todo el día por el calor que sentíamos. El 24 y 31 de diciembre nos reuníamos todos en familia a celebrar, eran unos días de mucha fiesta.
Los días en que estábamos allí, visitábamos a mi abuela paterna, y a varios de mis tíos y primos. Íbamos al parque, y hacíamos paseo de río, algo que disfrutaba mucho. También en mi familia hay muchos recuerdos de lo que vivieron allí, mi hermano nació en Honda, una ciudad que queda a 20 minutos de Mariquita. Mis padres y él estuvieron presentes y recuerdan de manera muy fresca, el desastre de Armero, la avalancha arrasó con todo el pueblo en 1985. 
Aunque el viaje era extenso, casi cinco horas en carro, era siempre un evento que me emocionaba muchísimo, y mi hermano se iba con anterioridad apenas salía de vacaciones, lo que más me daba ansias de estar allí. Estos viajes los realizamos año tras año, hasta hace casi tres años, que falleció mi abuela materna y no hemos vuelto allí, aunque la mayoría de mi familia, y mi otra abuela, siguen viviendo allí. 


3. Tercer quiquenio: "Pablito", objeto significativo entre los 11 y 15 años de edad. 

Pablito 2020
Desde que era muy pequeña me cuenta mi mamá y también yo lo recuerdo, no me gustaban las barbies ni los juegos relacionados con cocina y muñecas, mis juguetes favoritos eran los bebés. En todas mis navidades mis regalos eran estos muñequitos de bebés que venían con teteros, pañales, y demás objetos relacionados. A medida que iba creciendo, mi mamá que era quien me compraba mis regalos, se iba resistiendo cada vez más a comprarme juguetes de este tipo. Mi último bebé de juguete fue este, al cual llamé Pablito y sufrí verdaderamente para que me lo comprara. Cuando lo recibí recuerdo haber sentido una alegría inmensa. Venía con su ropita de cambio y un tetero que podía llenarse con lo que uno quisiera y se le daba al muñeco que tenía conectado a su boca una manguera que recorría todo su cuerpo y el líquido quedaba en su pañal. Lo cargaba para todos los sitios a los que iba, le tenía coche y un cargador en el que lo metía para llevarlo a todos los sitios. Dormía con él y lo sacaba también al parque conmigo.
Todavía lo conservo pues para mí representa toda mi infancia y mis intereses de ese tiempo, también lo relaciono con esta transición de niña a adolescente pues yo quería seguir teniendo más muñecos pero se me indicaba que ya era muy grande para ello. 
Mi sobrina nació cuando yo tenía 8 años y en varias ocasiones recibíamos los mismos bebés de juguete y jugábamos juntas, los intercambiábamos y cosas por ese estilo. También los organizaba todos, tenía como ocho de ellos, y les daba clase de varias asignaturas como si fuera un colegio. 
Mi tía solía coser mucha ropa, y ella le hizo esta que trae puesta en la foto, también le ponía algunas prendas de vestir que habían sido mías y de un primito bebé de ese tiempo. 
Es un muñeco que siento que representa mucho de mí y de mi infancia y por ello lo guardo aún. Todavía conservo este cariño profundo hacia los bebés y verdaderamente me encanta estar en contacto con ellos. 


4. Cuarto quiquenio: "Juan Diego y Valentina" persona significativa entre los 16 y 20 años de edad.


Juan Diego y Valentina 2013
Mi único hermano es mayor y nos llevamos 12 años. Cuando yo tenía 8 años tuvo su primera hija, llamada Valentina, el recuerdo que tengo de su nacimiento es un poco traumático ya que desde pequeña era muy miedosa y no me gustaba quedarme sola en la casa. Ese día todos estuvieron en la clínica y de alguna forma todos pensaron que era otro el que debía quedarse conmigo y al final nadie lo hizo. Sin embargo, recuerdo muy bien cuando la trajeron a mi casa y al verla sentí una alegría inmensa. 
Desde que nació y hasta los cinco años, ella vivió en Soacha con su mamá y mi hermano, y fue hasta ese momento, a sus cinco años, que se mudaron a Bogotá y se instalaron en una casa que queda a unas 5 cuadras de mi casa. Desde ese momento era yo quien la cuidaba y llevaba al colegio, le ayudaba a hacer las tareas, le daba de comer, etc., estudiábamos en el mismo colegio así que mi relación con ella era más como si fuera mi hermana pequeña. 
También, cuando estábamos pequeñas jugábamos mucho con todos nuestros juguetes y hacíamos pijamadas y cosas por ese estilo. Desde que somos tan unidas, de alguna manera u otra he influenciado en su vida y ella en la mía. Es la persona más dulce y honesta que conozco, y verla crecer junto a su hermano y ser tan responsable con él me ha enseñado mucho de la vida. 
Actualmente, tiene 14 años y podemos hablar horas y horas, es como una persona anciana llena de experiencias y visiones importantes del mundo, encerrada en un cuerpo pequeño. Ella es vegetariana y yo vegana, y compartimos muchos pensamientos e ideales éticos en lo que respecta a los animales. Ha sido más que todo a la edad de 16 años que más he podido relacionarme con ella y compartir nuestra vida juntas, de una manera más intencional si así se quiere.
Cuando tenía 16 años nació mi otro sobrino, Juan Diego. Con él la historia fue radicalmente diferente ya que era mayor y me involucré muchísimo más en todas las etapas de crecimiento, desde que la esposa de mi hermano estaba en embarazo. Organicé su Baby Shower y estuve presente el día de su nacimiento. 
Ese día lo recuerdo con total claridad como si acabara de suceder. Nació el 5 de julio de 2013, a las 5:35 pm, pesando 3.535 kg y midiendo 53 cm. Estas combinaciones de números con bastante curiosas y a raíz de esta coincidencia los considero mis números de la suerte. Desde bebé lo traía a mi casa después del colegio y estaba con él toda la tarde, estuve presente en su primer baño, su primera comida sólida, su primera palabra, le hice su primer corte de cabello, etc., básicamente en todos los eventos importantes de un bebé.
Con la pareja que tengo desde la misma edad, de 16 años, quien también considero importantísima en esta etapa de crecimiento, pero que encuentro demasiado cursi y personal como para hablar de él en este blog, estuvimos presentes en todos sus eventos de niño. Le enseñamos a montar en bicicleta, a nadar, a dibujar, a escribir su nombre, y muchas otras cosas. 
Actualmente, Pochi (como yo le llamo) tiene 6 añitos, es un niño tierno, inteligente pero bien malgeniado, y junto a su hermana es la luz de mis padres y mía, tenerlos presentes en nuestras vidas y viviendo tan cerca, ha sido una cuestión muy importante para nuestro crecimiento personal y familiar. 


5. Quinto quinquenio: "La Guajira y Yenyeré" acontecimientos importantes recientes entre los 20 y los 25.


La Guajira 2019
Tan pronto como me gradué del colegio en el año 2014, logré ingresar a la Universidad Pedagógica Nacional a estudiar Licenciatura en Filosofía. Como he contado antes, a lo largo de mi vida apenas estuve en dos instituciones educativas, ambas privadas, y de la primera no recuerdo mucho. Mi círculo social siempre fue bastante cerrado y solo tuve contacto con personas de un tipo. No fue hasta que logré ingresar a una institución pública que pude conocer verdaderamente cómo era el mundo y el lugar privilegiado en el que siempre me había encontrado. Allí conocí dos amigos que son importantísimos para mí: Yury y Harold. En la carrera no hay oportunidad de ir a salidas de campo y gracias a mi pareja pude colarme a una de la Licenciatura en Ciencias Sociales. 
Hicimos un recorrido desde Bogotá hasta la Guajira, el viaje duró una semana. Estuvimos en Guaduas-Cundinamarca, Aguachica-César, Ciénaga-Magdalena, El Rodadero-Magdalena, Santa Marta-Magdalena, Aracataca-Magdalena, Parque el Tayrona, Palomino-Guajira, Maicao-Guajira,  Riohacha-Guajira, Uribia-Guajira, Cabo de la Vela-Guajira, San Juan-Guajira, y El Cerrejón. 
Estuve todo el tiempo con mi pareja y otro amigo al que aprecio muchísimo y tuvimos la oportunidad de convivir con las personas que residían en estos lugares, fue una experiencia extremadamente enriquecedora. 
Algo que recuerdo mucho es que cuando uno va en el bus llegando al Cabo de la Vela, poco tiempo antes de llegar, se pasa por una zona más o menos desértica y con poca población, allí, desde el bus, se ve cómo los niños y los demás habitantes corren detrás del bus para alcanzarlo y que nosotros tengamos la oportunidad de brindarles agua y comida. Afortunadamente, el profesor guía conocía esta situación y pudimos hacer una parada en un pueblo anterior y comprar comida y alimento para los habitantes de la zona de la que hablo.
Luego de llegar al Cabo de la Vela, pudimos también convivir con una comunidad indígena que residía en el lugar y pasar la noche con ellos. Los niños eran muy alegres y estaban muy dispuestos a convivir con nosotros. 
También tuvimos la oportunidad de recorrer el Parque Tayrona donde conocí una diversidad de fauna y flora impresionante y muy agradable, ya que disfruto mucho estar en contacto con la naturaleza. Visitamos el Cerrejón, una empresa multinacional que  extrae carbón, y pudimos ver de cerca el impacto negativo que esto tiene para la naturaleza en general, y también para la comunidad cercana a la zona. 

Batucada UPN Yenyeré, 2018

Este es un acontecimiento muy importante. La conformación de la Batucada ha sido uno de los eventos más importantes en mi formación educativa y personal. Desde el inicio, nos conformamos para poder salir a las calles y realizar nuestro activismo estudiantil de la forma que más encontrábamos oportuna: desde el arte. Actualmente está conformada por cuatro chicos de Ciencias Sociales, un chico de Comunitaria y yo.
Hemos sido parte de más de 25 movilizaciones realizadas en los últimos años en el marco de la lucha estudiantil por la educación digna y de calidad. También hemos en estado en eventos relacionados con la conmemoración del Día de la Mujer y el Día del Maestro, por ejemplo. Siempre hemos estado enfocados en apoyar a la comunidad estudiantil de la que hacemos parte, 'Yenyeré' significa aguante y sabrosura y es desde allí que hemos construido y dado ese pequeño empujón que a veces el estudiantado necesita para reconocerse como parte de una comunidad que necesita de su apoyo para conseguir lo que se requiere. 
Aunque mi participación en ella llega a su fin este año, es algo que me brindó demasiado conocimiento, y como dije al principio, me permitió conocer un mundo aparte del mío y tener empatía con los otros, junto con el viaje a la Guajira, además de que en ambos estuvo presente mi pareja, lo que lo hace aún más importante para mí.

6. Epitafio en vida:
Soy vida que quiere vivir, en medio de vida que quiere vivir. 

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